diumenge, 28 de novembre del 2010

Tot ple

Avui tinc un conte per a vosaltres. Es diu "Tot ple" i fa així:

Els llums de la sala s’han obert. El públic, dret, aplaudeix entusiasmat. El cantant saluda la gent i, emocionat, els dóna les gràcies per aquesta ovació llarga i sentida. Sembla que dóna el concert per acabat. Els ulls del cantant es creuen un moment amb els d’algú del públic (a qui a partir d’ara anomenarem K.) que, des de les primeres files, més que mirar-lo, l’admira; però tanmateix no aplaudeix. La sala és plena de gom a gom, totes les butaques són plenes. No hi ha cap ningú més. Ningú! El cantant es mira K. Li veu un rostre de goig, d’esperança... Instintivament, mira la persona que K. té al seu costat. La mira als ulls. I hi veu uns ulls que espurnegen, que brillen. Se’ls mira a tots dos i els fa una aclucada d’ull.

El cantant recula un parell de passes fins al faristol on hi té els papers amb les lletres i els acords. Busca una cançó. Se’ls mira, agafa la guitarra acústica i canta:

Sucede que a veces la vida mata y el amor
te echa silicona en los cerrojos de tu casa,
o te abre un expediente de regulación,
y te expulsa del Edén, hacia tierras extrañas.


Sucede que a veces sales de un bar y la luz
quema la piel de este vampiro que te ama,
te llena la frente de fino polvo marrón-sur,
bostezas y te queman agujetas en las alas.

Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.

Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.


Sucede que a veces la vida mata y te encuentras
solo y en este corazón no reciclable
se hunden petroleros desahuciados y sospechas
que provocan miopía en lanzadores de puñales.


Sucede que a veces la vida mata y el invierno
saca su revólver, te encañona en las costillas,
te aterran los álbumes de fotos y el espejo,
huele a pino el coche y el mar a gasolina.


Pero sucede también
que, sin saber cómo ni cuándo,
algo te eriza la piel
y te rescata del naufragio.


Y siempre es viernes, siesta de verano,
verbena en la aldea, guirnaldas en mayo,
tormentas que apagan el televisor.
Teléfonos que arden, me nombra tu voz,
hoy ceno contigo, hoy revolución,
reyes que pierden sus coronas,
verte entre la multitud,
abrazos que incendian la aurora
en las playas del sur.


Sucede que a veces la vida mata...
Y siempre es viernes, siesta de verano...
Hoy ceno contigo, hoy revolución...



La gent, que ha emmudit de cop així que ha sentit el començament de la cançó, torna a aplaudir. Des de l’escenari el cantant veu com somriuen. Agafa el full, en fa un avió de paper i els el llença. El fràgil avió va a parar directe a les seves mans.

K. i la persona que l'acompanya surten de la sala. Caminen a poc a poc, sense presses, com si volguessin aturar el temps. Surten a fora i es miren la lluna, després els ulls. No hi ha fum aquest cop. Fumar, com l’amor, pot matar!


[Us transcric la introducció que fa Ismael Serrano a la cançó en quest vídeo que us adjunto

"El pobre Sísifo fue condenado a llevar una piedra a lo alto de una montaña, para justo, cuando estaba llegando a la cima, ver cómo se le resbalaba de las manos y rodaba ladera abajo, de forma que tenía que empezar de nuevo, así, eternamente. Esa era su condena.
Y a veces, el amor, se nos antoja una tarea casi tan ardua como la que le fue encomendada al viejo Sísifo. Nos parece que ciertos fracasos son ineludibles y nos parece que estamos condenados a repetir, una y otra vez el mismo error, a tropezar con la misma piedra y pensamos muy a menudo que esa piedra inevitable. Pero no es así, no existe el destino, nada está escrito. Es más, la excusa más cobarde suele ser culpar al destino, porque es una forma de eludir la responsabilidad que nos toca a la hora de transformar la realidad.
A veces, la vida nos exige dejar la piedra en lo alto y poder disfrutar de las hermosas vistas que nos ofrece la posibilidad de haber llegado hasta ahí.
A veces, un destello de felicidad se cruza con tu camino, hace que cambien tus planes, te hace entender que no estás solo. Te reconcilias con el mundo. Y suceda a menudo.
Sucede que a veces algo te eriza la piel y te rescata del naufragio."]

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